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jueves, 22 de abril de 2010

BENEFICIOS DE LAS FRUTAS..






La importancia de las frutas en la alimentación humana ha sido valorada desde la antigüedad. Los antiguos denominaron a las frutas como "la comida de los dioses" y le otorgaban propiedades mágicas o divinas. Existen muchas referencias de como los templos estaban llenos de frutas dedicadas a sus dioses y de como la fruta aparecía en las ceremonias rituales formando parte de la decoración de los templos, de los objetos de culto o de los vestidos. Las frutas constituyen uno de los alimentos más importantes dentro de los alimentos naturales vegetales. Las frutas junto con las hortalizas proporcionan muchas vitaminas y minerales, por lo tanto son alimentos que deben estar presentes en todas las comidas. Podemos estar seguros que, comiendo frutas y verduras, nunca tendremos carencia de vitaminas o minerales.

Frutas y vitaminas:
Las vitaminas hidrosolubles ( B y C) no se almacenan en el organismo, por lo tanto tenemos que comer alimentos que las contengan habitualmente, como las frutas. La vitamina C, por ejemplo, además de ser un potente antioxidante, contribuye a una buena salud de los huesos, ayuda a sanar las heridas ademas de reforzar la acción de la vitamina E, otro potente antioxidante. Comiendo frutas cítricas regularmente (naranjas, pomelos, limones, etc.), bayas o pimientos, entre otros, es una buena manera de adquirir esta vitamina.

Frutas y minerales;
La adquisición de minerales es imprescindible para una buena salud. El hierro, por ejemplo, es necesario para el desarrollo de la hemoglobina que es la sustancia que, además de dar color a las células rojas de la sangre, está encargada de llevar oxígeno a las células. La deficiencia de hemoglobina es uno de los factores que produce una enfermedad llamada anemia. Aunque existen alimentos animales, como la carne y el pescado que proporcionan hierro, también lo podemos obtener a partir de los vegetales. Las lentejas, por ejemplo, son una buena fuente de este mineral. Las frutas proporcionan fibra, aquella parte de los vegetales que nuestro aparato digestivo no puede digerir, pero que resulta tan importante para la expulsión de la materia fecal. Pero la ingestión de abundante fibra no solamente supone solo una manera útil de prevenir el estreñimiento. Estudios recientes ha demostrado que una dieta rica en fibra reduce el colesterol, ayuda a los diabéticos a controlar el azúcar de la sangre y previene la aparición del cáncer de colon. Son frutos ricos en fibra: las peras, las fresas, las manzanas, los cítricos , los arándanos, las uvas - sobre todo en forma de pasas.
Componentes de la fruta:

  • Minerales
  • Vitaminas
  • Flavonoides
  • Fibra
  • Saponinas
  • Fenoles
  • Carotenoides
  • Isocianatos
Todos estos componentes, no solamente ayudan a que el cuerpo este nutrido, sino que previenen la aparición de muchas enfermedades, tal como se ha venido demostrando en los estudios realizados en los últimos años.

Frutas y prevención de enfermedades:
Entre las principales enfermedades que una dieta rica en frutas y verduras puede prevenir podemos mencionar las siguientes: Obesidad: Las frutas, en general, poseen muy pocas calorías y mucha fibra. Esto permite que el cuerpo se sacie con más facilidad sin que tenga que ingerir otros alimentos más calóricos. La ingestión habitual de fruta es una buena manera de prevenir la obesidad. Estreñimiento: La fruta, por su riqueza en fibras, facilita la expulsión de heces del intestino y previene el estreñimiento u otras enfermedades intestinales como la diverticulosis, esta última más habitual en la gente mayor. Ataques de corazón: Las frutas y las verduras previenen la formación de coágulos en las arterias y fluidifican la sangre. Se ha comprobado como la ingestión habitual de estos alimentos reduce de un 20 a un 40 % las posibilidades de sufrir un problema vascular.

Hipertensión:
El consumo habitual de fruta y verdura, combinado con una dieta baja en grasas, disminuye la presión arterial.


Cáncer :
Estudios recientes han demostrado que la fruta es rica en componentes antioxidantes capaces de eliminar los radicales libres, unas partículas que son las responsables de la aparición de muchas enfermedades degenerativas, entre las que se encuentra el cáncer.




INFARTO AGUDO DE MIOCARDIO..


SINTOMAS:

El más característico es el dolor, intenso, repentino, de naturaleza opresiva, constrictiva o quemante, localizado típicamente en la región retroesternal y con irradiación a ambos hombros o brazos, cuello mandíbula, dientes, barbilla, antebrazos, dedos y área ínter escapular; aparece generalmente en reposo, dura más de 30 minutos y no se alivia con Nitroglicerina. En ocasiones el dolor es epigástrico, en pared anterior del tórax, puede no ser tan intenso o incluso faltar, se acompaña de nauseas, vómitos, sudoración profusa, astenia marcada y sensación de muerte inminente.


EXAMEN FISICO:

Examen Físico: se ve a un paciente sufriendo, sudoroso, frío, pálido con bradicardia u otra arritmia, TA elevada o disminuida pudiendo llegar al shock.


ELECTROCARDIOGRAMA:

El patrón característico evoluciona en cuatro fases: a) en la fase hiperaguda, coincidente con el comienzo de los síntomas, se produce una elevación del segmento ST-T en las derivaciones que miran al infarto; b) en la fase aguda, a los cambios del segmento ST-T se añade la aparición de ondas Q o la disminución de la amplitud de la onda R; c) en la fase subaguda el segmento ST comienza a descender, la onda T se invierte y las ondas Q adquieren su carácter necrótico definitivo (duración > 0,04 seg. y amplitud > 30 % de la onda R acompañante), y d) en la fase crónica, los cambios del segmento ST-T se han normalizado y el único estigma del infarto es la onda Q de necrosis (o la ausencia de onda R), que en ocasiones (infarto inferior pequeño) puede desaparecer al cabo de meses o años. El único criterio de infarto es la aparición de nuevas ondas Q de necrosis; sin embargo, su especificidad no es total (80 %), ya que faltan en el 50 % de los infartos y suelen aparecer a las 8-12 horas del comienzo de los síntomas, pudiéndose retrasar hasta 24-48 horas.


TRATAMIENTO FARMACOLOGICO.

Oxígeno:
La administración de oxígeno debe restringirse a las primeras 24 horas y puede efectuarse a bajas dosis mediante máscara facial (24 %) o tubos nasales (2 l /min).


Analgésicos:
Los analgésicos de uso común son los opiáceos, aunque pueden producir efectos indeseables sistémicos (náuseas y vómitos, depresión respiratoria y estreñimiento) y cardiocirculatorio (hipotensión por dilatación venoarteriolar y bradicardia por efecto vagal). Se administra la morfina por vía IV lenta en la dosis antes mencionada. Administración cautelosa en ancianos y está contraindicada si existen antecedentes de hipersensibilidad o de disfunción ventilatoria grave. La meperidina es menos potente y tiene efecto vagolítico (incremento de la frecuencia sinusal y aceleración de la conducción nodal) suele resultar muy útil si hay hipotensión, bradicardia sinusal, defectos de la conducción AV o enfermedad respiratoria grave. Dosis antes mencionada.

Sedantes:
Controlar la ansiedad a menudo requiere ansiolíticos (diazepam, 5 mg 2-4 veces al día por vía oral, o lorazepam, 0,5-2 mg 2-4 veces al día por vía oral. En ancianos, los ansiolíticos pueden inducir agitación o depresión, siendo preferible la utilización de lorazepam a dosis bajas (0,5 mg 2-3 veces al día) o haloperidol (10-20 gotas, 2-4 veces al día).


Atropina:
Aun en ausencia de complicaciones la atropina puede ser necesaria en las siguientes circunstancias:
a) infarto inferior con bradicardia e hipotensión transitoria inicial
b) bradicardia secundaria a una serie de fármacos de uso frecuente (morfina, estreptocinasa, APSAC).
La dosis recomendable es de 0,6 mg por vía intravenosa, que pueden repetirse cada 5 min sin superar una dosis total de 2 mg.


Nitroglicerina:
Aumenta el flujo colateral y reduce la carga ventricular por dilatación venoarteriolar, con la consiguiente disminución del consumo miocárdico de oxígeno. Efectiva por vía sublingual, transdérmica, e intravenosa, con un bolo inicial de 15 µg seguido de infusión a 5-10 µg/min que pueden aumentarse cada 5-10 min sin exceder los 200 µg/min (riesgo de colapso circulatorio grave). La dosis óptima es la que reduce la PAS el10 % en normotensos y un 30 % en hipertensos y oscila entre 0;2 y 2 µg/kg/min. Si la PAS es menor de 90 mm Hg, está contraindicada; la utilización profiláctica de nitroglicerina en el infarto no complicado no ha aportado beneficio clínico alguno, por lo que sólo está indicada para el tratamiento de la hipertensión arterial (en infusión intravenosa continua) y del dolor. La nitroglicerina sublingual debe ser siempre la primera medida analgésica en el infarto.

COMPLICACIONES.


Alteraciones del ritmo cardíaco.


Arritmias ventriculares. Durante las primeras 24-48 horas la incidencia de extrasístoles ventriculares es prácticamente constante. En ocasiones, son frecuentes (> 5/min) o complejas (multifocales, prematuras, en parejas, en salvas). Debido a la sencillez y eficacia de la desfibrilación eléctrica, no está indicada la prevención rutinaria de estos trastornos con lidocaína. La taquicardia ventricular sostenida y bien tolerada se trata con lidocaína en bolo seguida de infusión intravenosa (ver más adelante), pero si cursa con disfunción hemodinámica o no cede después de 2 dosis de 50-100 mg, debe realizarse cardioversión eléctrica. La fibrilación ventricular primaria se trata con cardioversión no sincronizada inmediata (200-300 J) seguida de lidocaína. En la fibrilación ventricular refractaria a la cardioversión es útil el tosilato de bretilio.